Thursday, March 6, 2008

Caliches y Venecos


Tengo que confesar con vergüenza que desde que era niño, crecí -como la mayoría de los venezolanos- teniendo una idea bastante errada de cómo eran los colombianos realmente. Las leyendas urbanas nos hacían creer que todos eran malandros, narcos, sicarios y, en el mejor de los casos, empleadas domesticas -cachifas, como se les dice despectivamente en la Venezuela; palabra que, por cierto, odio-. Eso creaba cierto resquemor en mí hacia los colombianos. Pero en la medida que fui conociendo mejor el mundo y, en consecuencia, derribando esas leyendas urbanas; me di cuenta, afortunadamente, de lo equivocado que estaba.

Lamentablemente, esas leyendas urbanas tienen un origen real. Algunos, de los millones de colombianos que hicieron de la Tierra de Gracia su hogar -para escapar de los conflictos internos, de la pobreza y de una economía mucho menos desarrollada que la nuestra-, no fueron precisamente unos ciudadanos modelos, sino totalmente lo contrario. Pero las generalizaciones siempre nos llevan a tener percepciones erróneas de la realidad.

Esas generalizaciones las discutí muchas veces, entre ron y ron -venezolano-, con mi alto pana Jorge Villegas para que él me dijera cuál era la percepción que tenían los caliches -como le decimos nosotros- de los venecos -como nos dicen ellos-; para que quedáramos a mano.

Según mi pana Jorge, los colombianos piensan que los venezolanos somos unos nuevos ricos irremediables, que no tenemos clase, que las mujeres son unas mamis ricas -tan irremediables como los nuevos ricos- y que somos muy pro gringo. Duro golpe a la mandíbula de mi venezolanismo.

Pero afortunadamente, y a pesar de esa visión distorsionada que teníamos unos de los otros, hoy puedo decir que tengo una gran cantidad de amigos colombianos que son unos bacanos, muy diferentes a todas esas ideas y estereotipos que tenía cuando era chamo.

Y se puede concluir, sin ningún peo, con el lema de la película Punto y Raya -película altamente recomendable, sobre todo en estos tiempos de conflictos inventados-: somos la misma vaina. Ya que si hay algún latinoamericano con el que compartamos las mismas vainas -buenas y malas-, es, indudablemente, con el colombiano.

Ciro





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