El pana bebeto se monta en la tarima de La Tribu Global y nos cuenta sus desventuras por Chavezlandia... y de paso de la caducidad de su leche...
No basta con la mala leche que tenemos todos los que vivimos en Venezuela por tener que soportar este gobierno, además nos tenemos que calar la ausencia de la leche en nuestras neveras, abastos y supermercados.
Conseguir en un restaurante o fuente de soda un café con leche o un marroncito es toda una odisea. Este es el país de las paradojas, tras quince trimestres de crecimiento económico record, los anaqueles en los supermercados carecen de una buena cantidad de productos básicos. No hay azúcar, pero hay Splenda. No hay huevos de gallina, pero sí de codorniz. No hay leche, pero sí yogurt.
Esta mañana viví un episodio, que al contárselo a un pana lo definió muy bien como rocambolesco. Me encontraba haciendo la correspondiente cola para comprar leche para mis niñas a la hora de apertura de un automercado, cuando al abrir las puertas se produjo la carrera de señoras y viejitos hacia la zona "lechera". Todos nos encontramos con la sorpresa de que no había la prometida leche. Las doñas empezaron a gritar: "¡¿Cómo es posible?, si yo misma hablé con el chofer del camión y me dijo que iba a dejar una caja!". "Milagrosamente" apareció la caja de leche a los 5 minutos, pero al haberse perdido el orden inicial de la cola se formó el verguero: cada quién metió la mano como pudo y vi llevarse el último litro de leche al chofer de los chavistas que habitan en el pent-house del edificio donde vivo. Por un momento me consolé pensando que esta situación también llega a afectar a los "robolucionarios", hasta que reaccioné al caer en cuenta de que muchos de ellos por lo menos tienen un chofer al que ponen a hacer colita tempranito todas las mañanas mientras ellos siguen durmiendo a la espera de desayunar con su "conlechito".
Estos episodios de "escasez láctea" que estamos atravesando, para mí ejemplifican perfectamente dos de los más graves problemas prácticos (sin caer en pasiones político-libertarias) de este gobierno:
1) Exacerbado extremismo ideológico: la marcada tendencia izquierdosa-comunistoide-trasnochada de este régimen, lo conduce no sólo a tomar decisiones erradas desde del punto de vista micro y macroeconómico, si no además a mantenerlas tercamente en el tiempo. El control de precios mantenido y sostenido durante los últimos años, atenta contra el principio básico de la ley de la oferta y la demanda. Señores, este principio, como su nombre indica, es una LEY, demostrada y comprobada, no una teoría ni una idea en revisión. La demanda de la leche se ha incrementado internacionalmente, y por ende su precio. Si tenemos el precio local de venta congelado ya desde hace años y a esto le sumamos el desestímulo a la inversión privada, falta de confianza, etc.: ¿qué empresario en sus cabales va a invertir en producción agropecuaria en este país?
Mientras tanto la multinacional lechera italiana Parmalat esta semana vendió una planta procesadora de leche al gobierno de Venezuela, que me imagino habrá comprado a precio de gallina (¿o más bien vaca?) flaca. Objetivo cumplido: el gobierno interviene directamente en la cadena de producción, ¿serán capaces de llevar la leche a los anaqueles?
No basta con la mala leche que tenemos todos los que vivimos en Venezuela por tener que soportar este gobierno, además nos tenemos que calar la ausencia de la leche en nuestras neveras, abastos y supermercados.
Conseguir en un restaurante o fuente de soda un café con leche o un marroncito es toda una odisea. Este es el país de las paradojas, tras quince trimestres de crecimiento económico record, los anaqueles en los supermercados carecen de una buena cantidad de productos básicos. No hay azúcar, pero hay Splenda. No hay huevos de gallina, pero sí de codorniz. No hay leche, pero sí yogurt.
Esta mañana viví un episodio, que al contárselo a un pana lo definió muy bien como rocambolesco. Me encontraba haciendo la correspondiente cola para comprar leche para mis niñas a la hora de apertura de un automercado, cuando al abrir las puertas se produjo la carrera de señoras y viejitos hacia la zona "lechera". Todos nos encontramos con la sorpresa de que no había la prometida leche. Las doñas empezaron a gritar: "¡¿Cómo es posible?, si yo misma hablé con el chofer del camión y me dijo que iba a dejar una caja!". "Milagrosamente" apareció la caja de leche a los 5 minutos, pero al haberse perdido el orden inicial de la cola se formó el verguero: cada quién metió la mano como pudo y vi llevarse el último litro de leche al chofer de los chavistas que habitan en el pent-house del edificio donde vivo. Por un momento me consolé pensando que esta situación también llega a afectar a los "robolucionarios", hasta que reaccioné al caer en cuenta de que muchos de ellos por lo menos tienen un chofer al que ponen a hacer colita tempranito todas las mañanas mientras ellos siguen durmiendo a la espera de desayunar con su "conlechito".
Estos episodios de "escasez láctea" que estamos atravesando, para mí ejemplifican perfectamente dos de los más graves problemas prácticos (sin caer en pasiones político-libertarias) de este gobierno:
1) Exacerbado extremismo ideológico: la marcada tendencia izquierdosa-comunistoide-trasnochada de este régimen, lo conduce no sólo a tomar decisiones erradas desde del punto de vista micro y macroeconómico, si no además a mantenerlas tercamente en el tiempo. El control de precios mantenido y sostenido durante los últimos años, atenta contra el principio básico de la ley de la oferta y la demanda. Señores, este principio, como su nombre indica, es una LEY, demostrada y comprobada, no una teoría ni una idea en revisión. La demanda de la leche se ha incrementado internacionalmente, y por ende su precio. Si tenemos el precio local de venta congelado ya desde hace años y a esto le sumamos el desestímulo a la inversión privada, falta de confianza, etc.: ¿qué empresario en sus cabales va a invertir en producción agropecuaria en este país?
2) Tras esto viene el segundo gran problema: la incapacidad ejecutora. Si el gobierno asume las consecuencias de estas medidas populistas debe tomar acción en ese sentido, por lo menos para correr la arruga (sobre todo teniendo en cuenta que viene un proceso de elecciones). Si estás afectando las reglas del mercado, debes intervenir. ¿Cómo?: subsidiando la totalidad o parte de la cadena de producción o distribución o simplemente comprando como loco leche fuera del país a precios internacionales y después vendiéndola barata (subsidiada) en el mercado local. Pero su incapacidad de ejecución y su patética ineficiencia administrativa ni siquiera le permite esto y las consecuencias las apreciamos cuando vemos a los mismísimos chóferes de la "boliburguesía" hacer cola todas las mañanas sin poder evitar escuchar el típico comentario: "ya sólo falta que nos den la tarjeta de racionamiento, como en Cuba".
Mientras tanto la multinacional lechera italiana Parmalat esta semana vendió una planta procesadora de leche al gobierno de Venezuela, que me imagino habrá comprado a precio de gallina (¿o más bien vaca?) flaca. Objetivo cumplido: el gobierno interviene directamente en la cadena de producción, ¿serán capaces de llevar la leche a los anaqueles?
No se pierda el próximo capítulo: ¿QUIÉN TIENE LOS HUEVOS?
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