Hay un montón de vainas por las cuales me siento orgulloso de ser venezolano, sobre las que he escrito anteriormente aquí en DCV pero, lamentablemente, hay otras vainas de nuestro ADN nacional que me avergüenzan. Una de ellas, quizá la más palpable a la vista de todos, sea el nuevo riquismo.
El comienzo de la historia de nuestro nuevo riquismo podría remontarse al 31 de julio de 1914 cuando del pozo Zumaque I en el campo Mene Grande, en el Estado Zulia, empezó a brotar petróleo del subsuelo, con una producción de 24 barriles diarios. ¿Será por eso que a los caraqueños se nos viene a la mente la imagen estereotipada de un maracucho -bigote, guaya, lipa y un escocés en la mano-, cuando pensamos en un nuevo rico? No lo sé, lo que sí sé es que la cosa va más allá, porque no sólo es un peo de look, es, fundamentalmente, un peo de actitud.
Gracias al excremento del diablo pasamos, de la noche a la mañana, de ser un país pobre/rural a un país rico/moderno, con todo lo positivo y negativo que eso ha implicado para nuestra sociedad. Pero adentrarnos en esas honduras sería tema para una tesis doctoral en sociología y no para este modesto artículo.
Pero centrémonos en cómo se expresa el nuevo riquismo en la sociedad contemporánea venezolana. Para mí hay tres elementos fundamentales en los cuales podemos palparlo: el consumo de Scotch whisky, la camionetota y Miami.
Comencemos por el wisconsin; Venezuela es uno de los países de mayor consumo de güisqui per cápita del mundo; toda una paradoja, si consideramos que producimos de los mejores rones del mundo -si no el mejor- y que somos un país tropical. Pero “el ron es pa’ niches”.
Pasemos a la camionetota que -mientras más enyerrada mejor- es un símbolo inequívoco de nuevo riquismo. De hecho, “mientras más contaminante sea al rustiquiar, más placer se siente de lucir la nave”
Y qué decir de la cultura mayamera tan arraigada en el ADN del nuevo rico venezolano para el que “hacer shopping para comprarle la ropa a las carajitas en los centros comerciales más grandes y baratos del mundo”, es todo un ritual religioso.
Muchos le darán gracias al socialismo del siglo XXI por haber acabado con el nuevo riquismo de antaño; pero no para erradicarlo, sino para hacerle un upgrade a esta singular característica del venezolano. Por ejemplo antes se tomaba Old Parr, ahora Buchanan’s 18; antes se tenia una Bronco, ahora una Hummer; antes se decía “ta’ barato dame dos”, ahora se dice “ta’ regalao, me lo llevo todo, con los dólares de Cadivi”.
Y para ti ¿Qué es ser nuevo rico?
Ciro
El comienzo de la historia de nuestro nuevo riquismo podría remontarse al 31 de julio de 1914 cuando del pozo Zumaque I en el campo Mene Grande, en el Estado Zulia, empezó a brotar petróleo del subsuelo, con una producción de 24 barriles diarios. ¿Será por eso que a los caraqueños se nos viene a la mente la imagen estereotipada de un maracucho -bigote, guaya, lipa y un escocés en la mano-, cuando pensamos en un nuevo rico? No lo sé, lo que sí sé es que la cosa va más allá, porque no sólo es un peo de look, es, fundamentalmente, un peo de actitud.
Gracias al excremento del diablo pasamos, de la noche a la mañana, de ser un país pobre/rural a un país rico/moderno, con todo lo positivo y negativo que eso ha implicado para nuestra sociedad. Pero adentrarnos en esas honduras sería tema para una tesis doctoral en sociología y no para este modesto artículo.
Pero centrémonos en cómo se expresa el nuevo riquismo en la sociedad contemporánea venezolana. Para mí hay tres elementos fundamentales en los cuales podemos palparlo: el consumo de Scotch whisky, la camionetota y Miami.
Comencemos por el wisconsin; Venezuela es uno de los países de mayor consumo de güisqui per cápita del mundo; toda una paradoja, si consideramos que producimos de los mejores rones del mundo -si no el mejor- y que somos un país tropical. Pero “el ron es pa’ niches”.
Pasemos a la camionetota que -mientras más enyerrada mejor- es un símbolo inequívoco de nuevo riquismo. De hecho, “mientras más contaminante sea al rustiquiar, más placer se siente de lucir la nave”
Y qué decir de la cultura mayamera tan arraigada en el ADN del nuevo rico venezolano para el que “hacer shopping para comprarle la ropa a las carajitas en los centros comerciales más grandes y baratos del mundo”, es todo un ritual religioso.
Muchos le darán gracias al socialismo del siglo XXI por haber acabado con el nuevo riquismo de antaño; pero no para erradicarlo, sino para hacerle un upgrade a esta singular característica del venezolano. Por ejemplo antes se tomaba Old Parr, ahora Buchanan’s 18; antes se tenia una Bronco, ahora una Hummer; antes se decía “ta’ barato dame dos”, ahora se dice “ta’ regalao, me lo llevo todo, con los dólares de Cadivi”.
Y para ti ¿Qué es ser nuevo rico?
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