Thursday, September 20, 2007

¡Los Cachos Se Pagan Caro!


Quien monte cacho -ponga los cuernos, sea infiel o como quiera llamársele- deberá pagar una multa de hasta $4.000 por pillín.

Aunque la noticia parezca salida de la propuesta de reforma constitucional formulada por su majestad Hugo Boss, para sorpresa de muchos, no es así. Esta multa por montar cacho es parte de un anteproyecto de ley del evangélico senador colombiano Edgar Espíndola para penar a l@s mal portad@s del hermano país.

Según reseña la BBC Mundo, el polémico anteproyecto ha desatado un sinnúmero de reacciones entre los colombianos -fieles e infieles-. Por un lado hay quienes defienden la iniciativa y la catalogan como “una protección para la integridad familiar”; por el otro están -la gran mayoría- los que la atacan y la califican de ridícula, retrograda, inútil, disparatada e, incluso, ociosa.

El senador Espíndola propone que haya una “póliza de cumplimiento” dentro del matrimonio en la que se contemplen sanciones para los que violen dicha póliza. Ahora yo me pregunto, ¿Cuánto sería la prima para una póliza tan riesgosa? Además, ¿A qué autoridad policial se le daría el “privilegio” de hacer cumplir dicha ley?

Los cachos pueden ser motivados por un sinfín de circunstancias -justificadas o no- y traen consigo una serie de consecuencias dentro de la relación, tanto para el que los monta como para el que los recibe. Pero eso ameritaría un post dedicado exclusivamente al tema del adulterio. Por eso no vamos a entrar en consideraciones morales, éticas, filosóficas o religiosas, ya que el tema de los cachos es un asunto bastante complejo que no se resuelve o se evita a través de una simple multa.

Pero lo que más me preocupa de esta noticia son las consecuencias económicas para los adúlteros, en el improbable caso de que sea aprobado el anteproyecto de ley. Porque con lo caro que es mantener a una cuaima; imagínense lo que sería mantener a dos, además de las cuatro lucas puel pecho de la multa; demasiada plata pa’ la gracia. Lo que podría llevarte a la bancarrota, no sólo espiritual, sino económica. ¡Guíllate loco!

Y tú, ¿Estarías dispuest@ a gastarte tus ahorros en una aventura extracurricular? ¿Por quién lo harías? ¿Cómo te sentirías? ¿Lo confesarías?

Ciro





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