Tuesday, July 17, 2007

Tribu Global: Hugo tiene los interiores rotos

Fatboy ataca de nuevo...

Todos hemos experimentado el difícil arte de llevar una relación, o lo que es peor aún el difícil (o imposible) arte de entender a las mujeres; y hemos aprendido que la base de toda relación consiste en mantener vivo ese espíritu de enamoramiento entre dos personas. Es por ello, que la premisa fundamental para hacer funcionar una relación de pareja es el cuidado en todo momento de los detalles. Pongamos por ejemplo el caso de la celebración de una fecha especial para la pareja, usted puede gastarse gran parte de sus ahorros en un espectacular hotel, con cena y champaña francesa incluida, haber buscado con esmero un tremendo regalo para su consorte; pero si en el clímax de la celebración usted descubre su ropa interior rota, le aseguro que todo lo que hizo se le olvidará a su pareja de inmediato y usted quedará como un gran bolsa (sin coronación por supuesto).

Esta filosofía aplica de la misma forma para la industria del turismo, usted puede invertir millones en mantener su empresa con tecnología de punta, en la formación de empleados, en realizar alianzas estratégicas, pero si usted se descuida en algún detalle, téngalo por seguro que el turista no regresa a su hotel o centro turístico, y además se encargara de desprestigiar con sus amigos al sitio y al país visitado. Es por ello, que se dice que la industria del turismo es una de la más compleja del mundo, porque su gestión depende de lo que puedan realizar los empresarios, la sociedad y el estado; sí alguno de los tres componentes falla, lo más seguro es que la industria no pueda desarrollarse ni desplegar toda su potencialidad.

El gobierno venezolano, ante las críticas que se realizaron sobre la inversión realizada para la Copa América ($900.000.000), se justificó diciendo que la Copa ayudaría a difundir a Venezuela como destino turístico. Al observar el desarrollo de la Copa, los venezolanos sólo podemos decirle a Hugo Boss aquella frase de Cantinflas: No me ayudes tanto Compadre.

La Copa tuvo dos caras: la cara oficial mostrando lo bonito y modernos que quedaron los estadios, y la cara no oficial, donde la información había que obtenerla por los caminos verdes, debido a que los medios de comunicación venezolanos comentaban muy poco de los incidentes ocurridos. Así que podemos decir que el núcleo de las actividades organizativas estuvo ligeramente cubierto, pero hubo numerosos detalles, que dan por seguro que los potenciales turistas jamás regresarán a nuestro país.

La lista de los detalles es numerosa pero aquí colocaré solo una pequeña muestra: acabados inconclusos de los estadios, entradas que jamás llegaron por correo como fue prometido y que fueron entregadas luego de hacer inmensas colas y numerosas mentadas de madre, cambios en las sedes de los juegos, vialidad inconclusa o inexistente en los alrededores de los estadios, pésima logística de la movilización de los asistentes a los juegos, escasa oferta de comida y bebida en los estadios (sin hablar de los precios), suspensión por 15 minutos de un juego por falla en la iluminación, poca oferta de vuelos para las ciudades y de hoteles, asientos de dimensiones pequeñas en los cuales era un milagro que pudiera sentarse cierto alcalde metropolitano -este mismo funcionario comportándose como un guapetón de barrio agrediendo a los fanáticos, y lo que es peor a turistas extranjeros, con la excusa de que lo habían insultado-, y un sinfín de etc.

Entre los detalles, hay algunos que no afectaron tanto a los turistas, pero que reflejan la planificación de una república bananera, como por ejemplo, la remodelación del aeropuerto de Puerto Ordaz. En ella se propusieron colocar gusanos para el desembarque de los pasajeros, pero a la hora de inaugurar la copa solo tenían construido la mitad del gusano, así que a algún ingenioso funcionario se le ocurrió la genial idea de colocarle una escalera al final del medio gusano construido. Esta remodelación convirtió la llegada a Puerto Ordaz en una experiencia muy graciosa, debido a que los pasajeros debían bajar por la escalera del avión para luego subir por la citada escalera para acceder al aeropuerto, para luego volver a bajar por una rampa para llegar al área de equipaje, todo esto bajo la agradable temperatura de Puerto Ordaz.

En conclusión la Copa debe haber sido para los fanáticos extranjeros, algo comparable con alguna excursión de turismo de aventura, pero sin los guías; por lo que no nos extrañe que el turismo en Venezuela luego de la Copa siga estancado, y los turistas que nos visitaron prefieran países donde el turismo se tome con la seriedad que se merece.

Al parecer los funcionarios públicos vivieron otra copa, porque en sus evaluaciones estos detalles eran menores, y tienen la desvergüenza de solicitar un Mundial Juvenil para que Venezuela lo organice o lo que es peor han llegado a plantear la organización de un Mundial de Fútbol; debe ser que ellos son firmes creyentes que para ese entonces las caras del Comité Organizador serán otras.


Fatboy




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