Cada vez que voy a mi querida -y a veces odiada- ciudad natal, Caracas, siento la necesidad -además de compartir con mis viejos, tripear con los panas, comer arepas, tomar jugo de parchita, disfrutar de un buen ron e ir a la playita- de convertirme en un voyerista social para intentar entender, de manera palpable, el peo en el que estamos metidos o la involución por la que estamos navegando hacia un mar, no tan feliz.
Ese voyeurismo social lo hago con mucho placer; haciendo actividades que me satisfacen enormemente: patear la calle, ir de museos o ir al coso de Los Chaguaramos -el Estadio Universitario de Caracas-. Todo esto aderezado con el majestuoso Ávila de fondo.
Una de las cosas más palpables en la vida cotidiana del caraqueño -desgraciadamente- es el malandreo. Pero ojo, no me refiero al malandreo causante de las 411 muertes durante el mes de diciembre en Caracas -cifra muy cercana al número de asesinatos en la ciudad de Nueva York durante todo 2008: 497-, sino al malandreo como parte de nuestra idiosincrasia como venezolanos.
A malandreo me refiero a la forma abusiva/descarada como actúa la mayoría de las personas al momento de interrelacionarse con los demás; es decir, una forma de viveza criolla repotenciada, o mejor dicho, enyerrada. Y voy a permitirme dar algunos ejemplos para intentar ser un poco más gráfico.
El pagar el pasaje en las camioneticas -o pagar lo que sea, desde un libro en la librería Tecniciencia hasta una birra en el estadio- sin el pago exacto, implica o que rebotes -en Tecniciencia- o que te tumben el vuelto descaradamente y sin derecho a pataleo.
Esos son ejemplos de lo que podríamos denominar el malandreo económico; pero el peor de todos es el malandreo ideológico.
El malandreo ideológico se podría definir como la imposición -a trocha y mocha- de una forma de pensar y de ser con la que no comulgamos.
Sólo voy a mencionar uno de los -cientos- de casos que me llamaron la atención del malandreo ideológico. En el Museo de Bellas Artes visité una exposición denominada “Arte Latinoamericano del Siglo XX”, donde se pueden apreciar obras de Reverón, Soto, Botero, Lam, Quilici, Rivera, Gasparini, Gego y Lares, entre otros. Pero lo que más me llamó la atención fue que había una sala con el pomposo titulo “Revolución y Resistencia” y entre las perlitas de las que se puede “disfrutar” en dicha sala, está una foto de Esso Álvarez, donde aparecen José Vicente Rangel y Hugo Chávez Frías.
Lo curioso de esta foto es que está en una pared -con filtraciones, por cierto- en la que se puede leer “Heroínas y Resistencia”. Y me pregunto, ¿será que malandrearon al curador/a para que pusiera esa foto? ¿Y esta persona -lamentablemente, no pude conseguir su nombre- a su vez malandreó a los que lo obligaron a poner la foto de marras, colocándole el sugerente “Heroínas y Resistencia”? No lo sé.
Por supuesto, que hay pistas para intuir el por qué se ha exacerbado la viveza criolla, al punto de convertirla en un malandreo constante. Pero me gustaría que nuestros fieles lectores nos respondieran:
¿A qué se debe el nivel de malandreo económico, ideológico y moral en el que se encuentra en este momento la sociedad venezolana?
Ciro
Ese voyeurismo social lo hago con mucho placer; haciendo actividades que me satisfacen enormemente: patear la calle, ir de museos o ir al coso de Los Chaguaramos -el Estadio Universitario de Caracas-. Todo esto aderezado con el majestuoso Ávila de fondo.
Una de las cosas más palpables en la vida cotidiana del caraqueño -desgraciadamente- es el malandreo. Pero ojo, no me refiero al malandreo causante de las 411 muertes durante el mes de diciembre en Caracas -cifra muy cercana al número de asesinatos en la ciudad de Nueva York durante todo 2008: 497-, sino al malandreo como parte de nuestra idiosincrasia como venezolanos.
A malandreo me refiero a la forma abusiva/descarada como actúa la mayoría de las personas al momento de interrelacionarse con los demás; es decir, una forma de viveza criolla repotenciada, o mejor dicho, enyerrada. Y voy a permitirme dar algunos ejemplos para intentar ser un poco más gráfico.
El pagar el pasaje en las camioneticas -o pagar lo que sea, desde un libro en la librería Tecniciencia hasta una birra en el estadio- sin el pago exacto, implica o que rebotes -en Tecniciencia- o que te tumben el vuelto descaradamente y sin derecho a pataleo.
Esos son ejemplos de lo que podríamos denominar el malandreo económico; pero el peor de todos es el malandreo ideológico.
El malandreo ideológico se podría definir como la imposición -a trocha y mocha- de una forma de pensar y de ser con la que no comulgamos.
Sólo voy a mencionar uno de los -cientos- de casos que me llamaron la atención del malandreo ideológico. En el Museo de Bellas Artes visité una exposición denominada “Arte Latinoamericano del Siglo XX”, donde se pueden apreciar obras de Reverón, Soto, Botero, Lam, Quilici, Rivera, Gasparini, Gego y Lares, entre otros. Pero lo que más me llamó la atención fue que había una sala con el pomposo titulo “Revolución y Resistencia” y entre las perlitas de las que se puede “disfrutar” en dicha sala, está una foto de Esso Álvarez, donde aparecen José Vicente Rangel y Hugo Chávez Frías.
Lo curioso de esta foto es que está en una pared -con filtraciones, por cierto- en la que se puede leer “Heroínas y Resistencia”. Y me pregunto, ¿será que malandrearon al curador/a para que pusiera esa foto? ¿Y esta persona -lamentablemente, no pude conseguir su nombre- a su vez malandreó a los que lo obligaron a poner la foto de marras, colocándole el sugerente “Heroínas y Resistencia”? No lo sé.
Por supuesto, que hay pistas para intuir el por qué se ha exacerbado la viveza criolla, al punto de convertirla en un malandreo constante. Pero me gustaría que nuestros fieles lectores nos respondieran:
¿A qué se debe el nivel de malandreo económico, ideológico y moral en el que se encuentra en este momento la sociedad venezolana?
Ciro
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