Cuando retrocede y mira al fondo del terreno, el steeler Ben Roethlisberger parece tener un radar que le permite ver todo a su alrededor.
Sin mirar, sabe cuando se le acercan defensores desde cualquier dirección. Si siente que están cerca, se esfuma. No se pone a correr, pero se sale del camino y gana suficiente tiempo como para completar un pase o evitar un sack. Si llegan a él, es tan grande que los rivales a menudo rebotan en su cuerpo.
El packer Aaron Rodgers también tiene un sexto sentido. Y a diferencia de Roethlisberger, cuando percibe peligro, sí se pone a correr.
Rápido y ágil, Rodgers se convierte en un running back con terreno despejado. Evita a sus marcadores y sabe aprovechar los bloqueos que hacen sus compañeros para conseguir un primer down o incluso un touchdown, sin escaparle al contacto físico si va a ganar metros vitales.
La única similitud que hay entre los quarterbacks de los Packers de Green Bay y los Steelers de Pittsburgh a la hora de evitar ser derribados es que ambos son muy buenos en eso. Lo hacen tan bien que el desenlace del Super Bowl del domingo bien podría depender de su capacidad para no ser frenados cuando se ponen en movimiento.
Rodgers ganó 23,8 yardas por partido esta temporada, más que ningún otro quarterback con excepción de Michael Vick.
Roethlisberger no es tan rápido como Rodgers o Vick, ni tan aplomado como un Tom Brady o un Peyton Manning. Pero se las arregla para que todo le salga bien.
Esta temporada consiguió primeros downs en 15 de sus 34 corridas con el balón.
Los quarterbacks que pueden moverse son algo común en el Super Bowl desde la década de 1970, en que brillaron gente como Roger Staubach, Fran Tarkenton, Bob Griese y Terry Bradshaw. Pero desde los años 80 no ha habido un duelo de mariscales que se muevan tan bien como estos dos.
"Las defensas se las van a ver en figurillas para contenerlos", pronosticó John Kuhn, un running back que se inició en la NFL recibiendo entregas de Roethlisberger y ahora juega detrás de Rodgers.
"Cuando los defensores llegan a ellos, no se acaba la jugada. Tienen que tirarlos al suelo", comentó. "Contra Atlanta, Aaron esquivó a cuatro o cinco rivales varias veces mientras buscaba a quien pasarle el balón. Es fenomenal. Está jugando a un gran nivel. Pero a Ben no puede tacklearlo. Es el mejor allí. Creo que la gente no se da cuenta de lo grande y lo fuerte que es".
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