Monday, April 21, 2008

Facebookfóbico


Decir que no te gusta Facebook y que, incluso, le tienes fobia se puede convertir en una afrenta personal para muchos. Hay quienes me han dicho -espero que exagerando- “métete con mi mamá pero no con el Facebook.” De hecho, este fin de semana estuve en un par de reuniones donde al introducir el tema de mi fobia hacia Facebook no fui visto con buenos ojos.

Con más de 65 millones de usuarios -and counting- Facebook es una red social creada por Mark Zuckerberg en el año 2004 para poner en contacto a los estudiantes de la Universidad de Harvard. Con el tiempo se fue extendiendo a los estudiantes de la Ivy League -grupo de universidades privadas que se caracterizan por su calidad académica, selectividad de admisión y por lo elitescas que son; que se encuentran en el Noreste del Imperio e incluyen a: Yale, Princeton, Cornell, Columbia, Harvard, Brown, Dartmouth y la Universidad de Pennsylvania-. Pero como no vinimos a hablar de las universidades donde quiero que estudien mis hijos, sino de Facebook, continuemos.

Su expansión ha sido vertiginosa, y pasó a ser un sitio de encuentro de una elite estudiantil a la red social más importante del ciberespacio. Ahora lo único que te limita ingresar a ella es ser menor de 13 años y no querer que tu privacidad se vuelva pública. De resto, plomo. Y allí es donde radica mi fobia: en la pérdida de privacidad.

Aunque he escuchado un montón de argumentos sobre las bondades de Facebook, que van desde: “es chévere porque te reencuentras con un gentío del liceo, de la universidad, del edificio, con ex novias, ex enemigos, etc.”, hasta que “tu vida social va a mejorar porque hay grupos de interés muy de pinga que tienen cosas en común contigo”; ninguno me entusiasma. Además, quien me quiera encontrar que venga a De Cualquier Vaina y se enterará de las guevonadas que escribo.

Cuando le mencionas a los panas que no te interesan las bondades del Facebook -las cuales respeto para quien se las tripee- y les dices lo de la invasión de tu privacidad; inmediatamente te argumentan: “tú pones sólo lo que te interesa que vean los demás, nada que no quieras que se sepa, se sabe”. Lo cual es cierto pero no tanto.

No sé si alguno de los lobbystas de Facebook haya leído la póliza de privacidad de dicha red social, pero yo los voy a ayudar, por si acaso. En ella se puede leer lo siguiente: “Nosotros podemos usar información tuya que recopilamos de otras fuentes como periódicos y fuentes de Internet como blogs, servicios de mensajería instantánea, desarrolladores de la plataforma de Facebook y de otros usuarios de Facebook para complementar tu perfil... Al usar Facebook, das la autorización para que tus datos personales sean transferidos y procesados en Estados Unidos".

Es decir, que se puede recolectar absolutamente todo lo que se publique sobre sus miembros para enriquecer el perfil personal, aunque dichas publicaciones no estén explícitamente aprobadas por el usuario. Y todo por qué, porque en el Imperio todo es plata y mientras más sepa sobre tus gustos, más oportunidades tendré de quitarte tu dinero. Capitalismo salvaje, pues.

Otro detalle que está causando alarma entre los grupos de defensa de los usuarios es que los empleadores están usando Facebook para verificar si el potencial empleado ha mentido o no en alguno de sus datos a la hora de buscar trabajo; es decir, una vaina que era para conseguir panas se está transformando en algo que podría evitar que tengas un trabajo.

¡Y pilas con los ex culitos! Ya que una encuesta en Inglaterra revelo que el 30% de los usuarios admitió que usaban Facebook para buscar a ex parejas. ¡Guíllate!

Por todo lo anterior; paso y gano con el Facebook. ¿Y tú?

Ciro



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