Dentro de la jerga malandra caraqueña una de las frases más comunes utilizadas, es: ¡sea serio, oyó! Expresión sumamente interesante que implica una visión de la vida muy seria, sabia y filosófica.
Pero empecemos por el principio; el imperativo en español denota una orden que le da una persona a otra y “casualmente” tiene la misma conjugación -en la forma Ud., que es el caso que nos atañe- del subjuntivo, tiempo de la hipótesis, de la irrealidad o de la duda. Es decir, no sólo te malandrean dándote la orden, sino que, de ñapa, ponen en duda que seas capaz de cumplirla.
El problema es que es muy complicado cumplir con dicha orden, ya que ser serio en la vida implica una actitud y un comportamiento responsable, coherente, formal, cumplidor y, sobre todo, no contradictorio. En fin, una actitud y un comportamiento que produzcan confianza. Y eso en cualquier aspecto de la vida no es nada fácil.
Pero contextualicemos el cómo un malandro usaría dicha frase. Si un desprevenido ciudadano está, en la madrugada, en un cajero automático por estas calles caraqueñas sacando plata y dejó el carro prendido y abierto -pagando, pues-, mientras hacía su transacción bancaria; cuando el malandro se esté llevando el carro le gritará: ¡’Pa que sea serio, oyó! Obviamente el infortunado, no fue serio.
Toda esta perorata viene a colación por el reciente impasse entre el paisa Álvaro Uribe y el llanero Hugo Chávez en la Cumbre de Cancún -por cierto, sean serios y hagan la próxima cumbre en un sitio menos girls/boys gone wild- en el que el primero le espetó al segundo: “sea varón”. Frase, para mi gusto, un poco machista y carente de la amplitud filosófica de la frase malandra a la que nos hemos referido en esta divagación poco seria.
Por eso, yo le diría más bien: ¡Sea serio, oyó!
Ciro
Pero empecemos por el principio; el imperativo en español denota una orden que le da una persona a otra y “casualmente” tiene la misma conjugación -en la forma Ud., que es el caso que nos atañe- del subjuntivo, tiempo de la hipótesis, de la irrealidad o de la duda. Es decir, no sólo te malandrean dándote la orden, sino que, de ñapa, ponen en duda que seas capaz de cumplirla.
El problema es que es muy complicado cumplir con dicha orden, ya que ser serio en la vida implica una actitud y un comportamiento responsable, coherente, formal, cumplidor y, sobre todo, no contradictorio. En fin, una actitud y un comportamiento que produzcan confianza. Y eso en cualquier aspecto de la vida no es nada fácil.
Pero contextualicemos el cómo un malandro usaría dicha frase. Si un desprevenido ciudadano está, en la madrugada, en un cajero automático por estas calles caraqueñas sacando plata y dejó el carro prendido y abierto -pagando, pues-, mientras hacía su transacción bancaria; cuando el malandro se esté llevando el carro le gritará: ¡’Pa que sea serio, oyó! Obviamente el infortunado, no fue serio.
Toda esta perorata viene a colación por el reciente impasse entre el paisa Álvaro Uribe y el llanero Hugo Chávez en la Cumbre de Cancún -por cierto, sean serios y hagan la próxima cumbre en un sitio menos girls/boys gone wild- en el que el primero le espetó al segundo: “sea varón”. Frase, para mi gusto, un poco machista y carente de la amplitud filosófica de la frase malandra a la que nos hemos referido en esta divagación poco seria.
Por eso, yo le diría más bien: ¡Sea serio, oyó!
Ciro
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