Cuando Mourinho se sienta frente a los micrófonos tras una derrota, tacha una por una las tibias justificaciones que construyen su retahíla, y que tanto le ayudan a ganarse adeptos y detractores por igual. Excusas entre las que nunca están, precisamente, sus propias decisiones.
El encuentro ante el Barça fue un reflejo del escapismo con el que opera en las situaciones adversas. Se escudó en la rigurosa roja a Pepe, que sin duda condicionó el encuentro, para tapar un planteamiento censurable contra el que el Bernabéu llegó a reaccionar con silbidos.
Sin embargo, la ínfima posesión del equipo blanco durante el encuentro (29%), la nula apuesta por la circulación del balón (dieron menos de la mitad de los pases totales que el Barça) y sobre todo la suplencia de los delanteros, apuntan el demérito en otra dirección.
Friday, April 29, 2011
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment