RICHMOND, Virginia, EE.UU. (AP)No es humo lo que sale de la boca de Cliff Phillips.
Pero eso no ha evitado que otras personas se quejen, le hagan observaciones, se ventilen con la mano o tosan al ver el vapor que despide su cigarrillo electrónico.
“Ellos simplemente están condicionados, y si te ven inhalar y exhalar algo, pensarán que es humo y que apestará… Ni siquiera querrán olerlo”, dijo Phillips, de 61 años, jubilado y exfumador de cigarrillos, quien reside en Cuba, Illinois.
Los cigarrillos electrónicos no necesitan de combustión y no emiten humo. Sin embargo, son tema de un debate social y legal sobre si es correcto “encenderlos” en lugares donde se prohiben las formas tradicionales de fumar. Pese a las grandes diferencias entre los cigarrillos y las variantes electrónicas, varios estados, establecimientos y lugares del país han incluido explícitamente los cigarrillos electrónicos en sus prohibiciones.
Algunos han aclarado que los cigarrillos electrónicos, que funcionan con baterías, no deben ser prohibidos. Otros están reformando las leyes sobre el consumo de tabaco para incluirlos.
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos de plástico y metal que calientan una solución de nicotina en un cartucho desechable, emitiendo vapor que es inhalado por los usuarios. Algunos usuarios llaman a esta práctica “vaporizar” en vez de fumar. Algunos cigarrillos electrónicos se asemejan a los de tabaco, pues tienen una luz en la punta, la cual brilla como si se hubiera encendido con fuego.
No está claro qué riesgos enfrentan las personas no fumadoras que respiran el vapor del cigarrillo electrónico. Ese vapor está formado en su mayoría por agua, aunque parece humo. La Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha señalado que sus análisis detectaron que el líquido en algunos cigarrillos electrónicos contenía toxinas además de nicotina, lo mismo que compuestos cancerígenos que se hallan normalmente en el tabaco.
Pero nadie ha estudiado los vapores que podrían ser inhalados involuntariamente por quienes están cerca.
Algunos usuarios llaman a esta práctica “vaporizar” en vez de fumar
Algunos expertos en salud pública señalan que, incluso para los consumidores, el nivel de agentes cancerígenos fue comparable al encontrado en terapia de reemplazo de nicotina, como inhaladores, porque la nicotina en todos los productos se extrae del tabaco.
Los aficionados a los cigarrillos electrónicos los consideran una forma de romper con su adicción al tabaco. Insisten en que los dispositivos atienden tanto la adicción a la nicotina como los aspectos conductuales relacionados con el fumar —sujetar el cigarrillo, inhalar y exhalar algo que parece humo y mover las manos-, sin introducir en su organismo los más de 4.000 químicos que contienen los cigarrillos.
Los estimados de la industria señalan que las ventas de los dispositivos y de accesorios relacionados en Estados Unidos suman entre 200 y 250 millones de dólares al año.
Pero los consumidores de cigarrillos electrónicos son equiparados a los fumadores tradicionales cuando quieren “vaporizar” y se les pide no hacerlo en lugares donde se prohibe fumar.
Nueva Jersey es el único estado que prohibe específicamente el consumo de cigarrillos electrónicos, en los mismos lugares donde no se permite fumar tabaco. Algunos gobiernos locales han prohibido este nuevo hábito bajo los términos de sus leyes para evitar el humo en espacios cerrados.
Pero en Virginia, el procurador general, Ken Cuccinelli, escribió un dictamen en el que señaló que, debido a que los cigarrillos electrónicos no queman tabaco, el “vapor emitido por éstos no entraría en esta definición” bajo la ley.
“Todo el propósito de una prohibición a los fumadores es proteger a la gente del humo, y no hay humo emitido por los cigarrillos electrónicos”, dijo Elaine Keller, vicepresidenta de Consumer Advocates for Smoke-free Alternatives Association, una organización sin fines de lucro y con sede en Alabama, que trabaja para garantizar que existan alternativas para los fumadores.
El grupo señala que no ha recibido financiación de las empresas que producen cigarrillos electrónicos.
“Tu nariz te dirá si alguien fuma o no… y también tus ojos, siempre y cuando te acerques lo suficiente”, añadió.
Los consumidores de cigarrillos electrónicos son equiparados a los fumadores tradicionales cuando quieren “vaporizar” y se les pide no hacerlo en lugares donde se prohibe fumar
Algunos consumidores de cigarrillos electrónicos han recurrido incluso a “vaporizar en secreto”, un método en el que retienen el vapor en su boca por el tiempo suficiente para que se disipe o en el que lo exhalan discretamente.
Sin embargo, la American Nonsmokers’ Rights Foundation, organización que ha ayudado a los estados y ciudades a esbozar leyes sobre las prohibiciones al tabaco, incluye los cigarrillos electrónicos en su legislación modelo, debido a los temores sobre si estos dispositivos resultan seguros.
“Nos generan preocupaciones graves de salud. No sabemos qué hay en ese vapor ni en el contenido de ese cigarrillo electrónico”, dijo Cynthia Hallett, directora general de la American Nonsmokers’ Rights Foundation. “La buena noticia es que se está realizando más investigación… Quizás aprendamos más y si al final resulta que estos cigarrillos son seguros, tendremos que replantearnos las cosas”.
Sin embargo, dijo que, para que se permita su consumo en lugares donde se prohibe fumar, los cigarrillos electrónicos no sólo tendrían que resultar más seguros, sino que tendría que comprobarse que “no causan daño”.
En abril, la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) anunció sus planes para regular los cigarrillos electrónicos como productos de tabaco, en vez de colocarlos bajo reglas más estrictas para dispositivos que se utilizan para administrar drogas. La noticia fue considerada una victoria para los fabricantes y distribuidores de los dispositivos.
Hallett dijo también que, debido a que los dispositivos lucen similares a los cigarrillos reales, resulta confuso y más difícil el hacer que se cumplan las prohibiciones al tabaco.
“En realidad, esto no tiene sentido”, dijo Ray Story, director general de la Tobacco Vapor Electronic Cigarette Association y jefe de la fabricante de cigarrillos electrónicos Wanna Vape, en referencia a la prohibición de estos dispositivos.
El permitir los cigarrillos electrónicos en los lugares de trabajo haría posible también ahorrar millones de dólares en productividad de los empleados, quienes no tendría que salir de la oficina para fumar, dijo Story.
Y Keller, quien utiliza su cigarrillo electrónico regularmente en una sala de bolos en el norte de Virginia y en otros lugares públicos, dijo que el ser capaz de “vaporizar” en lugares donde no se permiten los cigarrillos comunes constituye un “incentivo poderoso para preferir un hábito que puede salvar vidas”.
Después de fumar cigarrillos durante unos 45 años, Phillips dijo que las variantes electrónicas le han ayudado a dejar el tabaco, tras numerosos intentos infructuosos con parches de nicotina y medicamentos.
“No he fumado un solo cigarrillo en casi dos años”, dijo. “¿Cómo puede estar alguien en contra de esto?”