Muchas personas tienen lo que se denomina perversión profesional, es decir, que siempre están viendo la vida -o actuando en ella- desde la perspectiva de su profesión. Por ejemplo, los economistas siempre encuentran una explicación económica para cualquier decisión humana, los abogados usan una ley o una norma que se puede interpretar a conveniencia para lograr sus objetivos, las prostitutas; bueno no vamos a explicar las perversiones de estas esmeradas trabajadoras sociales.
En mi caso particular, que vivo de mi lengua -como las putas-, siempre ando buscándole la lengua a la gente para nutrir mi perversión. Afortunadamente, estoy rodeado de un montón de panas latinoamericanos de diversas nacionalidades que me ayudan a alimentar esa constante búsqueda lingüística.
Toda esta paja viene a cuento porque hace unas semanas estaba hablando con una amiga ecuatoriana, que andaba en una guachafita. Cuando se lo recalqué, no entendió lo que le quise decir. Como buen perverso -profesionalmente hablando- que soy, le expliqué e hice mi pequeña investigación y me di cuenta que sólo en Venezuela y, en menor grado, en Colombia se usa la expresión guachafita. Pero ¿qué es una guachafita?
Según la Real Academia Española, guachafita es 1“(Ven) alboroto”, 2 “(Ven) falta de seriedad, orden o eficiencia”. Es decir, un término que enmarca la idiosincrasia del venezolano en su máxima expresión, ya que somos alborotados, poco serios, desordenados y poco eficientes. Y después nos preguntamos por qué coño Chávez está en el poder desde hace 11 aciagos años; ¡no joda! ¡Seamos serios, oyó!
Para mí una guachafita es estar en una joda constante, estar en una relación sentimental poco seria, la farsa de país que tenemos, el maraqueo en el metro, la rumba de los fines de semana, la ida a la playa con el culito sospechoso, el gobierno poco serio de Hugo Chávez…
Y para ti, ¿Qué es una guachafita?
Ciro
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