Si esta piche cosa que nos quieren vender como revolución se caracteriza por algo, es por el privilegio que se le da a la mediocridad; una mediocridad disfrazada de apertura o integración social.
Qué mejor ejemplo de la mediocridad rampante en el Socialismo del Siglo XXI que el proyecto de modificación de la autonomía universitaria, en el que se le da puerta franca al “pueblo” -término manido por los populistas para justificar sus atrocidades- en lugar de escoger y aceptar a los más capacitados o competentes. Ni hablar de la eliminación de los raspaos en los liceos públicos.
Para los que nos formamos en el sistema -público- educativo venezolano y presentamos, alguna vez, una prueba de admisión o un examen de reparación, sabemos que del estudio queda no sólo el cansancio.
Aunque hay que ser suficientemente honestos para admitir que el privilegio de la mediocridad no es una creación del Sr. Boss, porque desde que somos república se ha penado al éxito en nuestro querido país, se debe decir que desgraciadamente en este nefasto período se ha exacerbado la práctica.
Y para no hacer el cuento más largo, me voy a permitir enumerar algunas de las cosas que ha hecho Mr Boss -porque hay que admitirlo, ha hecho muchas cosas-, pero con resultados bastante mediocres:
Tves, el control de la delincuencia, la creación de infraestructura, el control de la inflación, la lucha contra la pobreza, la política internacional, la Universidad Bolivariana, la lucha contra la corrupción, la recuperación de los barrios, la búsqueda de la equidad social, la inclusión de los desposeídos, la integración latinoamericana, la no ingerencia de países extranjeros en nuestra vida política, la creación de empleo, la eliminación de los niños de la calle, satisfacer las necesidades básicas de los más humildes, el estímulo de la inversión, la fuga de capital, la consolidación de la democracia participativa………..
Agrégale, que me quedé corto…
Ciro
Qué mejor ejemplo de la mediocridad rampante en el Socialismo del Siglo XXI que el proyecto de modificación de la autonomía universitaria, en el que se le da puerta franca al “pueblo” -término manido por los populistas para justificar sus atrocidades- en lugar de escoger y aceptar a los más capacitados o competentes. Ni hablar de la eliminación de los raspaos en los liceos públicos.
Para los que nos formamos en el sistema -público- educativo venezolano y presentamos, alguna vez, una prueba de admisión o un examen de reparación, sabemos que del estudio queda no sólo el cansancio.
Aunque hay que ser suficientemente honestos para admitir que el privilegio de la mediocridad no es una creación del Sr. Boss, porque desde que somos república se ha penado al éxito en nuestro querido país, se debe decir que desgraciadamente en este nefasto período se ha exacerbado la práctica.
Y para no hacer el cuento más largo, me voy a permitir enumerar algunas de las cosas que ha hecho Mr Boss -porque hay que admitirlo, ha hecho muchas cosas-, pero con resultados bastante mediocres:
Tves, el control de la delincuencia, la creación de infraestructura, el control de la inflación, la lucha contra la pobreza, la política internacional, la Universidad Bolivariana, la lucha contra la corrupción, la recuperación de los barrios, la búsqueda de la equidad social, la inclusión de los desposeídos, la integración latinoamericana, la no ingerencia de países extranjeros en nuestra vida política, la creación de empleo, la eliminación de los niños de la calle, satisfacer las necesidades básicas de los más humildes, el estímulo de la inversión, la fuga de capital, la consolidación de la democracia participativa………..
Agrégale, que me quedé corto…
Ciro
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