En mi artículo anterior, ¿Evolución o Creación?, se plantearon varias discusiones interesantes; una de ellas se refería a la tolerancia, o a la falta de ella. Según la Real Academia Española, tolerancia (del latín tolerare: soportar) se define como “el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.”
La tolerancia es una de las virtudes morales que menos se manifiesta entre los seres humanos, lamentablemente; ya que sólo unos pocos tienen la capacidad de aceptar las ideas con las que no se comulga. De hecho, en este mundo globalizado podemos comprobar que la intolerancia, de todo tipo, -social, religiosa, política, etc.- es uno de los grandes males que padece la humanidad.
¿Pero hasta dónde tiene límite la tolerancia? ¿Cuál es la frontera entre aceptar y respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás y no verse obligado a calarse las vainas impuestas por unos “iluminados” a trocha y mocha?
Yo, creo que como cualquiera de nuestros lectores, tengo un lucha interna para ser lo más tolerante posible con las cosas con las que no comulgo; y no me da pena admitirlo. Pero mi tolerancia tiene un límite con aquellos que se creen dueños de la verdad; y lo peor de todo, se sienten con el derecho de imponerme su verdad. Es ahí donde se puede afirmar que una vaina es la tolerancia y otra es ser pendejo. Los fundamentalistas cristianos, musulmanes, chavistas, etc. nos tratan de imponer sus ideas a trocha y mocha sin respetarnos; allí es donde la tolerancia tiene un límite para no entrar en el terreno del pendejo. Estos fundamentalistas están convencidos de que tienen la razón -si no, pregúntenle a Bush, Osama, Wolfowitz o Chávez- y los que "no la tenemos" somos malos.
Yo, por mi parte, seguiré tratando de ser lo más tolerante posible pero sin dejarme imponer puntos de vistas contrarios a las vainas en las que creo. ¿Y tú, eres tolerante o pendejo?
Ciro
La tolerancia es una de las virtudes morales que menos se manifiesta entre los seres humanos, lamentablemente; ya que sólo unos pocos tienen la capacidad de aceptar las ideas con las que no se comulga. De hecho, en este mundo globalizado podemos comprobar que la intolerancia, de todo tipo, -social, religiosa, política, etc.- es uno de los grandes males que padece la humanidad.
¿Pero hasta dónde tiene límite la tolerancia? ¿Cuál es la frontera entre aceptar y respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás y no verse obligado a calarse las vainas impuestas por unos “iluminados” a trocha y mocha?
Yo, creo que como cualquiera de nuestros lectores, tengo un lucha interna para ser lo más tolerante posible con las cosas con las que no comulgo; y no me da pena admitirlo. Pero mi tolerancia tiene un límite con aquellos que se creen dueños de la verdad; y lo peor de todo, se sienten con el derecho de imponerme su verdad. Es ahí donde se puede afirmar que una vaina es la tolerancia y otra es ser pendejo. Los fundamentalistas cristianos, musulmanes, chavistas, etc. nos tratan de imponer sus ideas a trocha y mocha sin respetarnos; allí es donde la tolerancia tiene un límite para no entrar en el terreno del pendejo. Estos fundamentalistas están convencidos de que tienen la razón -si no, pregúntenle a Bush, Osama, Wolfowitz o Chávez- y los que "no la tenemos" somos malos.
Yo, por mi parte, seguiré tratando de ser lo más tolerante posible pero sin dejarme imponer puntos de vistas contrarios a las vainas en las que creo. ¿Y tú, eres tolerante o pendejo?
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