En una gigante escena de escombros y devastación, los equipos de socorro reiniciaron el jueves las operaciones de rescate de las víctimas de las torrenciales lluvias que provocaron más de 350 muertos en una turística región de montaña al norte de Rio de Janeiro.
Tres grandes municipios de esa región serrana, 100 km al norte de la ciudad de Rio de Janeiro, sufrieron masivos deslizamientos de tierra y ríos desbordados que se llevaron consigo a personas, casas, árboles y todo lo que encontraron por delante, en la que la prensa consideró la peor tragedia natural ocurrida en Brasil en las últimas cuatro décadas.
En Nova Friburgo, una ciudad industrial y agrícola 140 km al norte de Rio de Janeiro, al menos 168 personas murieron, informaron los servicios municipales a los medios de comunicación locales. La ciudad continuaba prácticamente sin comunicaciones este jueves, tomada por las aguas.
En la turística Teresópolis, unos 100 km al norte de Rio, al menos 152 personas perdieron la vida, y en la vecina Petrópolis, una ciudad imperial, fueron 36, informaron portavoces de esas dos alcaldías a la AFP.
Los equipos de rescate reanudaron los trabajos con fuerza el jueves -muchos interrumpidos en la noche por falta de luz y difícil acceso- con búsquedas en muchas zonas que quedaron aisladas y en medio de escenas de total destrucción, con casas arrasadas por los ríos de lodo y agua que cayeron de las montañas.
"Llueve mucho, el suelo está saturado de agua y hay riesgo de nuevos deslizamientos de tierra", reportó un fotógrafo de la AFP en Teresopolis.
El saldo de víctimas mortales va actualizándose dramáticamente hora a hora a medida que los rescates llegan a las áreas más difíciles.
"A algunos lugares del interior no se consiguió llegar todavía", informó a la AFP una portavoz de la alcaldía de Teresópolis, donde al menos 15 barrios de casas de montaña sufrieron por inundaciones y aludes desde las altas montañas.
En esa ciudad, la alcaldía calcula que más de 2.200 personas tuvieron que abandonar o perdieron sus casas. En un gimnasio local se había improvisado un lugar de refugio, mientras los cuerpos iban acumulándose en la comisaría local y la Marina se aprontaba para montar un hospital de campaña cerca de la alcaldía.
La Defensa Civil pedía a los vecinos que no volvieran a sus casas en áreas de riesgo.
Las escenas de destrucción se suman a las de desolación de quienes buscan a sus familiares. Centros de acogida, morgues y servicios de primeros auxilios eran improvisados en numerosos lugares de los tres municipios que tienen muchos barrios esparcidos en las montañas.
Muchos vecinos se convirtieron en voluntarios en los rescates y traslado de heridos.
"En más de treinta años de experiencia con esos problemas, este es el más extremo que he visto. No sólo por la dimensión espacial, sino principalmente por el impacto de destrucción y el número de muertos", dijo la especialista de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) Ana Luiza Coelho, a la TV noticiosa Globonews.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se disponía a hacer un sobrevuelo de las áreas afectadas, y el gobierno aprobó un presupuesto de 780 millones de reales (más de 450 millones de dólares) para la asistencia a las víctimas y reconstrucción de las áreas devastadas.
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