La ciencia ya ha logrado modificar y crear vida abriendo la puerta a la posibilidad de regenerar o modificar órganos y hasta de crearlos. Como en tiempos de la mítica doctora rumana Ana Aslan, científica reconocida por su contribución a la geriatría y gerontología, creadora de varios productos anti-envejecimiento, también ahora las promesas vienen del este.
Desde su laboratorio en Moscú, el doctor Valdimir Skoulatchev busca las causas del proceso por el cual "nos volvemos menos lindos, menos firmes y menos ágiles", según un informe del diario francés Le Figaro sobre los últimos avances de la ciencia en la materia. El hombre asegura haber puesto a punto un medicamento antiedad que funciona y que podrá ser comercializado dentro de cinco años. La noticia no ha tenido aún la repercusión que merece, sobre todo por el escepticismo que en torno a este tipo de cuestiones reina en la comunidad científica mundial reticente a creer en las píldoras milagrosas.
Pero, afirma Le Figaro, Skoulatchev no es un improvisado: pertenece a la Academia de Ciencias de Moscú y es decano de la facultad de ingeniería biológica de la Universidad de Moscú. Sobre su creación, el médico ruso asegura que "neutraliza el envejecimiento de los tejidos en todos los estadios".
El presidente Dimitri Medvedev apoya personalmente su trabajo que también cuenta con el mecenazgo del millonario Oleg Deripaska. Finalmente, la empresa estatal de nanotecnología Rosnano, ha invertido 440 millones de euros en este desarrollo.
Pero los rusos no están solos en esta carrera. Miles de científicos en todo el mundo están explorando los caminos que llevan a la longevidad. Los últimos descubrimientos genéticos permiten imaginar que la frontera de la vida que hoy conocemos se correrá hacia adelante.
El médico y biofísico francés Roland Moreau, autor del libro La inmortalidad para mañana, está convencido de esta posibilidad: "Hoy sabemos que la máquina humana está programada (para) una longevidad media de alrededor de 120 años. Tenemos por lo tanto la posibilidad teórica de alcanzar esa edad y algunos incluso de superarla".
De la proyección de las estadísticas actuales ya puede concluirse que la mitad de las niñas -la mujer sigue siendo más longeva que el hombre- que están naciendo actualmente en el mundo desarrollado llegarán a cumplir cien años. Y lo mismo sucederá con todos los nacidos después de 2027. Esto significa que varios de nuestros hijos y nietos llegarán a los 130 años.
La supresión del tabaco, el menor consumo de azúcar y de grasas trans, junto con el ejercicio físico siguen siendo la clave de esta posibilidad, Pero a ello se suma la posibilidad abierta por la ciencia de luchar contra las enfermedades degenerativas. Hay que tener en cuenta que el envejecimiento no está sólo determinado por ciertas enfermedades sino también por una predisposición genética. "Investigadores alemanes están estudiando por ejemplo a 138 japoneses centenarios, cuenta Moreau. Parece que su conjunto de genes, un poquito diferente, es el origen de esta posibilidad de alcanzar una edad elevada. Este es sólo un ejemplo de lo que la ciencia nos permitirá comprender, corregir o imitar".
Ya se ha logrado cultivar células de la piel, reconstituir huesos, regenerar tendones. Pronto será posible realizar estas reparaciones directamente a través de la inyección de células "especializadas" que se colocarán en el lugar correcto para colmar un déficit.
Serge Braun, director científico de la Asociación Francesa contra las Miopatías, dijo a Le Figaro: "hoy, tratamos de reconstituir las neuronas para luchar contra el Parkinson o el Alzheimer o el páncreas para producir insulina contra la diabetes. La llegada de estos medicamentos está prevista para pasado mañana".
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